MIEMBRO DE LA RED INTERNACIONAL DE CUENTACUENTOS

MIEMBRO DE LA RED INTERNACIONAL DE CUENTACUENTOS

miércoles, 21 de diciembre de 2011

“ÉRASE UNA VEZ… EN ESCALERILLAS”.

El bibliotecario, promotor de la lectura y cuentacuentos Pavel H. Astorga Cuevas nos narra el origen de la Sala de Lectura Érase una Vez de San Luis Potosí. Éste es un cuento con final feliz acerca de un espacio para los cuentos.





En algún lugar de San Luis Potosí, de cuyo nombre sí quiero acordarme, existe una comunidad llamada Escalerillas. Un lugar donde los niños aparte de ser muchos, son bastante traviesos. Raro en los niños, ¿verdad? Cuentan que un día, por increíble que parezca, la mayoría de ellos se empezaron aburrir por la tardes; ya que su único pasatiempo,  
después de realizar sus tareas, era practicar fútbol y jugar guerritas con los vecinos de otras comunidades. Y no digo que el fútbol sea malo, lo que pasaba que se se divertían justo en la entrada principal de la Iglesia, y no exactamente porque les apasionara estar cerca de la energía divina, sino porque no les quedaba de otra, ya que no tenían canchas deportivas ni áreas verdes. Esto diariamente daba por resultado numerosos problemas y una lluvia de regaños para todos los niños. una vez a la semana como mínimo, rompían un vidrio de la Iglesia con un balonazo o le pegaban a Doña Cata; la catequista. Y lo de jugar guerritas con los vecinos de otras comunidades, vaya que si era divertido. Lo malo era, que las armas que utilizaban eran palos y piedras y más de una vez la policía intento llevárselos, creyendo que eran mini chavos banda.
Por esto que les cuento, entre otras muchas cosas, las tardes de los infantes eran más aburridas cada día. No les quedaba de otra, mas que refugiarse en las tienditas que contaban con maquinitas y video juegos o bien pasar horas enteras frente al televisor. ¡Ah pero que memoria la mía! Se me olvidaba decirles algo muy importante, que digo importante, algo archí mega superimportante: que también contaban en la comunidad con una biblioteca pública; pero era una lástima que su colección infantil era demasiado pequeña y tenía muchas publicaciones que las personas habían desechado de sus hogares por viejas y maltratadas. A este lugar sólo iban para hacer tareas a participar en los talleres de verano y cuando querían recordar las historias de los libros que ya tenían bien vistos y leídos.
Los niños se aburrían hasta que un día la bibliotecaria llegó con una caja llena de libros nuevos que varios niños le ayudaron a cargar y desempolvar. Pronto se corrió el chisme que muchos niños iban a visitar y a jugar con “la vaquita de Martín, “El hombre más flaco del mundo” “Babú”, entre otros títulos. Los pequeños no entendían mucho porque la bibliotecaria les decía que esos libros de la caja eran una Sala de Lectura. Sólo sabían que las historias que contenían les fascinaban y que hasta había recetas de lo que cocinan en diferentes estados de la República Mexicana que gustosos leían y compartían con su mamá.
Años más adelante, justo cuando también comenzaban a aburrirse de esos libros, se les unió otro bibliotecario que hasta cuenta cuentos resultó; quien con el arte de la narración oral logró despertar una vez más el interés por esas historias. Y como los cuenteros viven de contar historias de voz en voz y de pueblo en pueblo, el rumor llegó a los enlaces de Salas de Lectura del Conaculta, que pronto mandaron más libros.
Tiempo después, a esta historia se sumó una pintora que resultó el ingrediente ideal para preparar relatos con magia y arte. Ahora, no sólo podían leer La vaquita de Martín y muchos otros libros sino además disfrutar pintando y elaborando títeres de sus personajes.
Cuentan los que cuentan y dicen lo que dicen, que desde entonces ya no son tan aburridas las tardes para los niños de Escalerillas y mucho menos los jueves durante la hora del cuento.

También se sabe que a esta Sala de Lectura una hermanita le nació y con gusto y entusiasmo está en el Colegio Sagrado Corazón.

Ahora para despedirme les digo que esta historia no es puro cuento; sino al contrario, es real al cien por ciento.


*También lo pueden leer en el Boletín número 4, del Programa Nacional Salas de Lectura “Leer en común”.
                                                              
  ¡LEAMOS EN COMÚN!
NIÑOS LECTORES DE LA SALA DE LECTURA "ÉRASE UNA VEZ..."

No hay comentarios:

Publicar un comentario